martes, 3 de mayo de 2011

abadia



Muere para vivir
y vive para servir
porque no hay fruto sin espera
ni bondad sin recompenza

la abadía del paraíso
desciende hasta tu sitio
está donde están las aves
que llenan de color el paisaje

portan la voz del espíritu
que endulza con su sonido
su melodía enciende el sentido
que fortalece el camino a Cristo

penetra con ligereza
se escabulle con su amor en potencia
brotando en el manantial del alma
el agua que da vida nueva

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