Mirada graciosa de temperamento pueril
que se esconde entre la alameda y su follaje de abril
mi alma vestida con capullos blancos
persigue el encanto que habita en ti
inocente capricho que en ella persevera
inquieta y ansiosa en al unión con su amor
con una sonrisa en sus palmas sujeta
montículo de ilusión que el amado sembró
mirando hacia arriba los altos cipreses
o hurgando en la tierra donde crece la flor
donde quiera que atiende o mi suspiro lleve
colmado esta todo de Tu amor, Mi Señor
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