Mientras los objetos aturdian
mis diversos pensamientos
el ruido de lo mundano
me alejaba del verbo eterno
Su presencia imponente
invisible pero inmensa
despacio abre mis ojos
y ablanda mi alma tiesa
es la dulce voz interna
que en silencio hace presencia
en la calma se alborota,
su pequeñez se hace grandeza
externamente se refleja
en la nube corrediza
en ademanes de los arboles,
sus hojas verdes y rojizas
en el espejo de las piedras
luz que alumbra mis pupilas
en el manso rio de invierno
que respira la neblina
magno, puro, bello y noble
esencia y fuente del amor
con dulzura esclarece
el nubarrón del corazón
Su mirada cuan simiente
que atesora la verdad
Su consuelo es el riego
que da vida a su plantar
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